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El robo estepario

Se podrá aducir en mi contra que soy un completo imbécil. Se podrá aducir en mi favor que si hay algo que no me ha faltado en tres décadas de vida es pasión por la lectura. Lo cierto es que planeo ponerme en contra a todo el mundo culto, incluso a los insufribles socialistas suecos que pisotean año tras año la memoria del viejo Nobel, hablando un poco de un libro que cuando por fin leí, tras las insistentes recomendaciones de todas las mujeres cuyas coordenadas de vida se cruzaron en algún momento con la mía, me sirvió únicamente para constatar una vez más que la rústica e imperdonable frase "¿Cómo podés criticar algo que todavía no leíste/viste/escuchaste?" está conmigo y mi aceitada intuición condenada al sempiterno fracaso: siempre acierto cuando critico el libro que no leí, la película que no vi y el disco que no escuché.

Sí, lectores, escuchen mis palabras con sus ojos, y atesórenlas en sus retinas para el resto de sus vidas: si una mujer les aconseja leer El lobo estepario (Der Steppenwolf) de Hermann Hesse, sepan que les está aconsejando leer no una obra sobre un lobo antisocial en el que podrán reflejarse, sino la historia del Heidi de los misántropos. Yo me pregunto, ¿quién en el mundo, salvo los socialistas suecos ávidos de cualquier endeble panfletito que arroje algo de basura sobre la palabra "burgués", puede creer que en las edulcoradas y amaneradas páginas de este libro rosa hay algo de rebelión contra la sociedad, de bilis, de desolación, de locura desgarrada, de furia, de horror y de miseria? Supongamos que alguien opine que esta obra fue escrita hace medio siglo y que lo que significó en su época bla bla bla... ¿quién pudo pensar, entonces, algo así cuando este libro se escribió varias décadas después de las Memorias del subsuelo de Dostoievski? Comparar a Harry Haller con el lunático y atormentado hombre del subsuelo equivale a comparar a la Cenicienta con la demente que en la película À l'intérieur persigue con sus tijeras a una embarazada para abrirle la panza y chorearle el bebé. No, esta obreja no pudo ser fuerte en ningún siglo de la historia humana; no al menos desde el Áyax de Sófocles, cuyo protagonista sí cumple con la noble resolución de suicidarse.

Está bien, no me quejo de que haya gente deseosa de leer una obra supuestamente antisocial cuyo protagonista es el abuelo de Heidi... sólo pido que no nos vendan semejante paseo en calesita como si fuera una sangrienta campaña del Gengis Khan sobre aldeas aterradas. Y es que el problema de esta obra reside en que (como no es de extrañar viniendo de la izquierda) se habla en ella contra los burgueses... pero desde una mirada del mundo más burguesa que la nariz de Mariana Nannis. Nada tengo yo contra el sufrido sector de la sociedad que suele ser denostada, por los burgueses que viven de él y de sus impuestos, con el término "burguesía" (siempre he notado que los que usan despectivamente la palabra "burgués" suelen ser párvulos mantenidos que no suman, entre dos docenas de ellos, ni la mitad de horas de fábrica, de imprenta, de desempleo o de días comiendo salteado que tengo yo, pero bueh...), por eso prefiero lecturas que, sin mediocres clasismos de por medio, no tiemblan a la hora de asumir posturas para nada correctas y populistas y hablan, sin careta alguna, contra el conjunto entero de la humanidad, como ser los sublimes Cantos de Maldoror. Pero, si me venden un libro como anti-burgués, lo mínimo que puedo reclamar es que no sea, a su vez, un libro seis mil leguas más burgués que yo. Y, encima, afeminado. Del estilo literario no puedo hablar dado que no lo he leído en su idioma original (y, si lo hubiese leído en ese idioma, ni siquiera sabría decir ahora de qué cuerno se trató), pero creo que es obvio para cualquiera que Hesse es un autor valorado entre el vulgo por lo que escribe, y no por cómo lo escribe, así que es lícito deducir que no debe de haber nada impresionante en su prosa.

La obra de marras trata la eterna temática de una feroz lucha interna desatada en los más sombríos rincones del corazón de un individuo. Si bien el tema es trillado, no es nada lógico, a esta altura de la cultura occidental, exigir originalidad a los autores: baste con que sepan adentrarse en el asunto con pericia y solvencia. Pero no es éste el caso de Hesse: él reduce el combate interno de su protagonista a una animadversión interna entre un hombre que acepta las normas sociales y un lobo que intenta desafiarlas y ser él mismo... el problema es que, si Byron y todos los grandes nos mostraron, en sus personajes, verdaderos lobos incapaces de adaptarse a la sociedad, Hesse se contenta con suministrarnos la idea de un corderito afable y social que experimenta algún que otro deseo lupino cuando se siente un tanto decepcionado con la realidad circundante. Y esto es lo que yo no acepto de esta obra: que nos la vendan con el título de "lobo estepario" y se trate de Hello Kitty sintiendo culpa por tener un resto de testosterona en algún lugar no identificable de su organismo angustiado.

En resumen: si eres mujer o izquierdista, estremécete hasta la médula con esta impactante lectura, feroz crítica social contra el decadente mundo burgués que nos oprime delimitando nuestro natural estado de conducta que etc. etc. etc.; si eres mínimamente hombre, arroja al fuego esta versión contestataria de Mujercitas, que no te dirá nada nuevo sobre tu mundo, y procura seguir aullando con gozo bajo la luna, con las fauces llenas de sangre ajena, como lo has hecho hasta el día de hoy.


Nota: para lecturas terribles, recurran mejor a Los cantos de Maldoror, del conde de Lautréamont, algunos de cuyos venenosos capítulos podrán hallar aquí (y sí, no se sorprendan si el traductor les resulta conocido de algún lado).

2 comentarios:

  1. valiente es ir contra los clásicos; yo a este libro lo leí hace y si bien su lectura me fue entretenida, tampoco me voló la cabeza. quizás me hubiera impactado mas leerla a los 15 años.

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  2. No hace falta ser valiente para ir contra los clásicos, alcanza también con ser imbécil: de ahí la primer oración de mi entrada. Cualquier mediocre compositor de cumbia puede decir que la Tercer Sinfonía de Beethoven es una basura porque lo aburre. Y eso no es valentía: es ignorancia e imbecilidad moderna. Todo depende de sobre qué argumentos se basa la crítica.

    De cualquier manera, no es tanto contra el libro de Hesse contra lo que quise hablar, sino antes bien contra la discutible reputación que ha obtenido. Si a este libro lo vendieran como "literatura femenina conformista", me parecería perfecto, no tendría nada para decir en su contra; pero si lo venden como "feroz manifiesto antisocial bla bla bla", es mi deber advertir que se están yendo un poco de mambrú con la descripción.

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